La imagen que tenemos de Dios es la de alguien que debe darnos algo que necesitamos. Esta es la idea generalizada que la religión nos ha enseñado: Un Dios de quien podemos llegar a obtener algo.
Si bien Dios se alegra en poder bendecir a sus hijos, debemos entender que hay algo más y es que Dios nos ama y quiere estar cerca de nosotros, más allá de las necesidades. La Biblia dice: «Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros». Santiago 4:8
Dios quiere tener una relación contigo más allá de tus requerimientos y no quiere jugar a la religión. Jesús usó elementos sencillos para ejemplificarnos las cosas espirituales y así poder entenderlas mejor. Utilizó el agua para decir: «Si alguno tiene sed, venga a mí y beba». ¿Por qué utilizó el agua? Porque es esencial para vivir, no se puede pasar un día sin haberla ingerido. Jesús se compara con ese elemento vital y nos demuestra con claridad que no podemos pasar un día sin tomar de Él.
Acercarnos a Dios debe ser una constante en nuestra vida, vamos a la iglesia pocas veces al año ¡Imagínese si uno tomara solamente algunas veces agua en la vida!
• Debemos profundizar una relación con Dios
• Establecer una comunicación diaria con Él
Y comenzaremos a recibir la abundancia de vida que Él prometió.
Si Jesús promete saciarnos, ¿cuál es entonces el requisito imprescindible?: tener sed.
Nuestra sed solo la satisface su presencia. Ella será la señal para que el Espíritu Santo descienda. Dios no puede descender si no encuentra un corazón dispuesto y deseoso de Él; Dios espera nuestra iniciativa, debemos acercarnos a Él para que Él se acerque a nosotros.
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